La
lombricultura y la crianza de
caracoles constituye una opción económica ya
afianzada. La lombricultura, además, permite reutilizar
los residuos orgánicos.
Las
actividades productivas no tradicionales como la
lombricultura y la crianza de caracoles constituyen una opción
económica que se a extendido durante los últimos años, en algunos
casos con gran profesionalismo.
Cautelosa
pero firmemente, al igual que los animales que la sustentan, las técnicas
y los conocimientos acerca de estas practicas se difunden en
distintas regiones hasta convertirse en una alternativa económica
que en muchos casos sirve para diversificar las actividades
tradicionales, como la agricultura, la ganadería, la
horticultura e incluso la floricultura.
Una de sus principales ventajas, además, es que pueden ser
desarrolladas a escala domestica ya que no demandan mucho espacio e inversión
inicial.
La
lombricultura, debe ser considerada no solo como una actividad económica,
sino también como una forma de biotecnología, ya que
implica el reciclaje de los residuos biodegradables transformándolos
en fertilizante orgánico.
Para el proceso de producción
se utiliza una especie en particular, llamadas lombrices
rojas californianas, originarias de Eurasia y criadas en
forma intensiva en todo el mundo por tratarse de la especie con
mayor tolerancia a los factores ambientales, por su potencial reproducción
y su capacidad de apiñamiento.
Las lombrices, organismos simples y
que no transmiten enfermedades, son de fácil manipulación y muy
apreciadas desde la antigüedad por su habilidad para mantener la
salud del suelo. Para el proceso de producción del abono, ingieren
los residuos dispuestos en un contenedor que , luego de pasar por su
aparato digestivo, se convierte en humus de lombriz.
Esta sustancia,
inodora y de consistencia similar a la borra del café, tiene una composición
mineral cinco veces mas rica que los residuos ingeridos. Es el abono
mas efectivo que se conoce y el único 100% natural.
Las
lombrices viven aproximadamente unos 5 años y pueden llegar a
producir hasta 1.300 ejemplares al año. No resisten la luz solar,
pero pueden criarse en cualquier lugar del planeta con temperaturas
que no superen los 40ºC, y al menos una temporada con temperaturas
promedio inferiores, los climas templados son ideales.
La
alimentación que necesitan para producir el compuesto es muy
variado, desde estiércol de animales herbívoros, pastos, forrajes
secos y papel, hasta residuos orgánicos en general. Es por ello que
son una buena alternativa para reciclar desechos orgánicos
provenientes de establecimientos rurales, residuos del hogar,
basurales, etc.
Actualmente existen empresas que extienden
franquicias, proveen núcleos y diseñan lombricarios, además de
ofrecer capacitación sobre costos, aspectos de la crianza,
procedimientos, canales de distribución y estándares de calidad
para la comercialización.